miércoles, 11 de diciembre de 2013

PANTOCRÁTOR DE SAN CLEMENTE DE TAÜLL

EL PANTOCRÁTOR
El Pantocrátor es una obra perteneciente al Románico, y data del 1123, cuando se consagró en Tahull una iglesia dedicada a San Clemente, así esta pintura al fresco que decora la bóveda del ábside de esta iglesia, forma parte del conjunto de los templos románicos del Valle de Bohí, declarado por la UNESCO en el año 2000 Patrimonio de la Humanidad.
La pintura original del ábside se expone en el Museo Nacional de Arte de Cataluña en Barcelona. La Junta de Museos de Cataluña realizó, entre 1919 y 1923, una campaña de arranque y traslado de pintura mural de los Pirineos, entre las que se encontraba el conjunto de San Clemente de Tahull. Se empleó la técnica de los arrancamientos, llamada strappo, una técnica desarrollada en Italia que permite extraer la capa pictórica del muro, mediante telas encoladas a la superficie, y traspasarla a un nuevo soporte para convertir la decoración que formaba parte del edificio en un objeto mueble transportable. Una vez arrancadas las telas se enrollaron y se embalaron en cajas de madera. Las pinturas murales de Tahull fueron transportadas hasta Barcelona, donde se encuentran ahora. Ahora en Tahull hay una copia de las pinturas.
El artífice de este fresco, fue el maestro de Taüll, que hace referencia en realidad a un círculo pictórico formado por maestros, ayudantes y discípulos.
Al igual que la arquitectura y la escultura, las corrientes pictóricas llegaron desde Europa por las vías de peregrinación o por las comerciales.
La corriente pictórica la que pertenece es la itálica, que desde comienzos del siglo XII se introdujo en España, sobre todo en tierras catalanas por las relaciones comerciales y políticas entre Cataluña e Italia.
Se emplea la técnica del fresco que constaba de varios pasos: primero se prepara el muro con cal y arena, después se alisaba (imprimación), se marcaban unas líneas negras con polvo de carbón (estarcido) y después se aplicaba el color con la técnica del temple la cual utiliza el huevo como aglutinante y cola para la fijación. Siempre mientras la pared estuviera húmeda.
Esta pintura está dividida en dos franjas horizontales de distinto tamaño, separadas por una banda con textos.
En la parte superior se encuentra el Pantocrátor sentado, apoyado sobre una franja curvada decorada con motivos vegetales y rodeado por una mandorla decorada con perlas, detrás de la cabeza tiene un nimbo blanco que rebasa el borde superior de la mandorla. Viste una túnica de color gris y un manto azulado con abundantes pliegues. Su rostro es alargado, simétrico y con una mirada penetrante. Su mano derecha está en actitud de bendecir y la izquierda sujeta el libro de la vida con la inscripción “Ego sum lux mundi” que significa “soy la luz del mundo”. Muestra sus pies desnudos, sobresaliendo de la mandorla y apoyados en una media esfera. A
ambos lados de su cabeza aparecen las letras griegas alfa y omega, simbolizando e principio y fin de todas las cosas.
En esta misma franja rodeando al Pantocrátor aparecen cuatro ángeles que llevan los símbolos de los cuatro evangelios. El de la parte superior izquierda lleva un libro (simboliza el evangelio de San mateo), el de debajo se acompaña de un león (San marcos). El de la parte superior derecha lleva un águila (San Juan) y el de debajo, un toro alado (San Lucas).
El fondo donde se sitúa el Pantocrátor está dividido a su vez en tres franjas horizontales de distintos colores: negro, amarillo y azul que representan el cielo, la tierra y el mar, respectivamente.
Por último, la composición de la parte superior tiene en los extremos dos serafines con seis alas y cuatro de ellas están llenas de ojos.
En la parte inferior hay un arco por el que entra la luz que ilumina el ábside, y nuestra izquierda hay tres figuras (Santo Tomás, san Bartolomé y la Virgen) y a nuestra derecha otras tres (San Juan, Santiago y San Felipe, que está casi eliminado) cuyos nombres aparecen escritos en la banda que separa ambas partes. Todas las figuras están bajo arcos sostenidos por columnas con capiteles con decoración vegetal y son hieráticas y sin comunicación alguna entre ellas. María lleva un cáliz y los apóstoles llevan libros. Los rostros de todas las imágenes son serios e inexpresivos.
En cuanto a la simbología la parte superior representa el universo en el que reina Cristo, mientras que la Iglesia la simbolizan los apóstoles y la Virgen. El nexo de unión entre ambos son los evangelios.
Relacionando la obra con las características generales de la pintura románica podemos señalar:
-El color es en manchas, puro y sin gradaciones. Clasificamos los colores que aparecen en la obra según dos criterios, primarios y secundarios y cálidos y frios:
- Primarios: el rojo, el azul y el blanco. Secundarios: el verde, el ocre y el gris
- Cálidos: rojo y ocre Fríos: verde, azul, blanco y gris
-Toda la obra posee una gran simetría y es muy lineal
-La pintura es plana, no existe profundidad y además esta ausente de perspectiva -excepto en el libro que ostenta Cristo, donde el autor no renuncia a crear espacio- y las figuras se reparten en un plano único.
-Es una obra aparentemente sencilla con una gran expresividad y mucho simbolismo.
-La composición sigue el esquema convencional románico: la figura sobrehumana de Cristo, en el centro, enmarcada por la mandorla y flanqueada por el resto de figuras distribuidas en franjas paralelas y yuxtapuestas.
-Su finalidad era didáctica, adoctrinadora, por encima del papel estético pues tenían como objetivo difundir escenas extraídas de la Biblia de forma comprensible para todos.
-Poca importancia a la luz y al modelado y los fondos suelen consistir en bandas de colores horizontales superpuestas (influencia mozárabe).

Concluimos diciendo que el Pantocrátor es una obra en la que se pueden apreciar perfectamente las características básicas de la pintura románica que llegó a España gracias a corrientes pictóricas europeas introducidas, como ya hemos dicho, por las vías de peregrinación y comerciales.









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