jueves, 6 de febrero de 2014

EL DAVID DE MIGUEL ÁNGEL


Nos encontramos frente a una de las obras del paradigma de genio renacentista que abarcó todas las artes. Miguel Ángel Buonarroti nació en Caprese en 1475 y murió en 1564. Desde muy pequeño tuvo debilidad por el arte, aunque esto no fue aceptado por sus padres. Su máximo rival fue Leonardo da Vinci, y al igual que él y que Rafael, cultivó y trabajó con maestría la pintura, arquitectura, el dibujo y especialmente la escultura. Así pues, como escultor supo crear la que ha sido considerada la escultura más bella y perfecta del mundo, que pronto se convirtió en el ideal del arte renacentista. Miguel Ángel trabajó incansablemente hasta los 89 años y su cuerpo está enterrado en la Basílica de Santa Croce de Florencia, ciudad donde creció y dio sus primeros pasos como artista. El autor encarnó los valores del Renacimiento, con retorno a los modelos clásicos, exaltando la figura humana desnuda y su conciliación con la naturaleza. Sus obras, algunas incluso inacabadas, han servido de inspiración para otros artistas.

Asimilable en sus inicios a la corriente del Cinquecento, en su magnífica obra es apreciable, casi desde los comienzos de la misma, una potente manifestación de los sentimientos que derivará en monumentales y poderosas figuras como esta. Esta majestuosa obra tiene su origen en un bloque de mármol de gran altura y muy estrecho, principal dificultad que encontraron los diversos escultores. Fue extraido de la cantera de Fantiscutti en Carrara y transportado a Florencia. Este bloque había sido dañado por los autores que habían intentado esculpirlo y que, debido a la dificultad que esto suponía, abandonaron el trabajo. Por ello, las autoridades del Duomo de Florencia, comenzaron la búsqueda de un escultor que pudiera dar empleo al bloque. Miguel Ángel, que entonces tenía veintiséis años, solicitó que se le concediera la obra. Lo que decantó la elección fue la seguridad del artista de que con dicho bloque sería capaz de construir la colosal estatua y hacerlo “ex uno lapide”, es decir, de una sola pieza. Así pues, el proyecto fue empezado por el autor en 1501. Trabajó sin cesar durante meses, y bajo  la acción del cincel la figura fue cobrando vida. Finalmente, en 1504 terminaría la escultura. Pero la historia no acaba ahí, pues la localización de la obra ya fue motivo de controversia. En un principio, la idea era colocar la escultura en la Catedral de Florencia, apoyada en un contrafuerte, pero entonces se perdía la visión trasera de la estatua y la visión de la honda que iba a la espalda. Finalmente la Piazza de la Signiora fue el lugar escogido. Pero los problemas continuaron, ya que la mirada amenazante de la escultura además de su desnudez, creaban una gran polémica. Si ponían la obra mirando a Pisa, simbolizaría el deseo de Florencia de reconquistarla, pero si la ponían mirando a Roma, parecería una mirada de despecho a un lugar donde el papa Alejandro VI había cobijado a los Medici, que habían sido expulsados por el gobierno florentino. Esta última opción fue la elegida y el pueblo llano reaccionó apedreando el David en su traslado desde el taller al nuevo emplazamiento. Además hay que destacar el complicado mecanismo que tuvieron que utilizar para transportar al “Gigante” como se le llamaba a la obra, debido a las estrechas calles y las dificultades que estas producían, mediante el cual la escultura parecía flotar. Actualmente se encuentra en la Galería de la Academia de Florencia, bajo una cúpula desde donde se puede ver en todo su esplendor. En su emplazamiento anterior se encuentra una copia a tamaño real realizada también en mármol.

Para entender la importancia de la obra, hay que tener en cuenta varios elementos: sus proporciones, sus características plásticas y su simbología.

En primer lugar hablaremos de su temática y simbología. Para la representación de la escultura, el artista eligió el momento previo al enfrentamiento de David con el gigante Goliat. Además, fue acogida como un símbolo de la República de Florencia. Por otra parte esta escultura simboliza las virtudes físicas masculinas y las virtudes morales, y no solo del hombre, sino de la sociedad republicana de Florencia.

Debido a la temática de la obra, la escultura presenta el aspecto contenido y expectante con rasgos típicos de un luchador que se apresta al combate. Esto se percibe en la mirada del David, enormemente penetrante y también en su tensión corporal. Como vemos en la musculatura y los detalles de los tendones y  las venas recorriendo sus extremidades.

El David se presenta como un adolescente desnudo, lo que permite el estudio anatómico de la escultura. Así, podemos ver cómo está sometido a las desproporciones propias de la edad: la cabeza, grande, aumenta en volumen con la cabellera rizada, además los brazos largos y las manos grandes y pesadas, las caderas estrechas y las piernas excesivamente separadas. Todos los miembros manifiestan un reposo tenso.

Atendiendo a sus aspectos técnicos, la escultura es de mármol blanco mide 5, 17 metros de altura, dato que se ha conocido recientemente gracias a unos estudios que cambiaron la altura de la escultura, ya que anteriormente se pensaba que medía 4,34 metros. Pesa 5,5 toneladas. Es una escultura exenta de bulto redondo que rompe con la frontalidad, el equilibrio y la simetría, gracias al ligero contrapposto que presenta. Como vemos, la pierna izquierda se adelanta a la derecha, el brazo izquierdo se eleva en una curva casi tocando el hombro y sujetando la honda, y el derecho permanece caído hacia abajo con la mano tocando el muslo. A su vez, la cabeza mira hacia la izquierda y el torso se curva sutilmente. Como he dicho anteriormente, todo el cuerpo transmite cierta tensión, especialmente en la cara ya que presenta el ceño fruncido, la mirada fija en un punto. Todo ello hace que la “acción en reposo” denominada así por los especialistas y típica en las obras de Miguel Ángel, es también esencial en esta obra. Consiste en la exteriorización de la intención de realizar la acción a través de la mirada.

Analizando más detenidamente el rostro, observamos que contiene en su conjunto la idea de “terribilitá”, término atribuido a Miguel Ángel. La tensión contenida, las fosas nasales abiertas, la mueca de odio etc, nos hacen sentir como si de un momento a otro toda su ira y potencia fueran a estallar. Además el autor utiliza la técnica del trépano para dar mayor realismo al pelo de David y a los ojos, marcando los párpados y el iris y cargando así la expresión de dramatismo.

Además, el David ha sido víctima de numerosos ataques y percances a lo largo de su historia.

En primer lugar, fue apedreado por jóvenes partidarios de los Médici. Más tarde un rayo cayó sobre la base de la escultura. Durante una revuelta popular le fue amputado el brazo izquierdo, tras caerle un banco lanzado desde una ventana. El brazo fue repuesto dieciséis años después. Como hecho importante, fue llevada a cabo una limpieza con ácido clorhídrico en la superficie completa de la escultura, eliminándose la pátina protectora que Miguel Ángel había aplicado al David y dejando el mármol expuesto a las inclemencias meteorológicas. Esto explica que no brille como las demás esculturas de mármol. También, un hombre destruyó un dedo del pie izquierdo del David tras golpearlo con un martillo. El dedo fue reconstruido posteriormente. Las investigaciones hechas a partir de fragmentos de mármol recuperados tras el ataque de Cannata permitieron conocer que el tipo de mármol con el que estaba construido el David contenía hoyos microscópicos que producían una degradación mayor que la de otros tipos de mármol.[]

La obra ha sido restaurada varias veces.

Encontramos varias citas relacionadas con el autor y la obra. La más famosa, de Miguel Ángel, que demostrando su humildad siempre decía “Yo solo quito lo que sobra”. Relacionada con ésta, encontramos otra en la que dijo « En cada bloque de mármol veo una estatua tan clara como si se pusiera delante de mí, en forma y acabado de actitud y acción. Sólo tengo que labrar fuera de las paredes rugosas que aprisionan la aparición preciosa para revelar a los otros ojos como los veo con los míos. »

Vasari dijo a cerca del David: “De igual modo que él defendió a su pueblo y lo gobernó con justicia, así quienes rigen los destinos de esta ciudad deben defenderla con arrojo y gobernarla con justicia” Lo que nos ayuda a entender el significado que la obra pudo tener en la República Florentina.

 

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