sábado, 15 de febrero de 2014

LA CAPILLA SIXTINA

La capilla Sixtina es una de las obras más importantes del Renacimiento. Está situada en la ciudad del Vaticano (Roma) y fue construida por el arquitecto Giovanni de’Dolci entre el 1477 y 1480; por lo tanto pertenece a finales del Cuattrocento.
Le debe su nombre al papa Sixto IV, quien mandó reestructurar la antigua Capilla Magna. Se trata de la capilla más famosa del Vaticano, situada a la derecha de la Basílica de San Pedro, y su fama se debe principalmente a los magníficos frescos que hay en su interior.
Originalmente su función era la de capilla Palatina (capilla de la fortaleza vaticana), mientras que actualmente cumple la función de sede del cónclave.
Para hacernos idea de la grandiosidad de la obra y la importancia que tuvo Miguel Ángel en el renacimiento; en el momento de la elección del nuevo papa se reúnen todos los cardenales en la capilla Sixtina y se cierran las puertas quedándose ellos dentro y se suele decir una frase en latín “extra omnes” que quiere decir “fuera hombres”, dando a entender que dentro de la capilla solo se quedan los cardenales y Miguel Ángel.

A principios del siglo XVI Roma sucede a Florencia como capital del arte, convirtiéndose así en el centro de la cultura occidental. Es la época de los grandes genios como Miguel Ángel, Rafael, Leonardo, etc. Se empieza a juzgar el arte y la cultura como elemento de prestigio.
También es época de desarrollo del comercio,  reformas religiosas y descubrimientos geográficos.
En general, es un periodo de gran evolución y desarrollo.

En el año 1508, el papa Julio II encargó a Miguel Ángel los famosos frescos de la bóveda de la Capilla Sixtina, y este lo aceptó a regañadientes ya que él se consideraba a sí mismo escultor, no pintor; por lo que sus pinturas dan la impresión de esculturas pintadas.

Miguel Ángel Bounarroti fue un escultor, pintor y arquitecto italiano del siglo XV y XVI  que nació en 1475 en Caprese y murió en 1564 cuyas obras más conocidas son “El David”, la cúpula de San Pedro del Vaticano y las pinturas de la Capilla Sixtina.
Comenzó su formación como pintor a los 12 años y un año más tarde descubriría su afán por la escultura. Es considerado uno de los grandes genios del Renacimiento.

La Capilla Sixtina es un edificio de planta rectangular y grandes dimensiones, cuyo material de construcción es el ladrillo.
Se exterior carece de cualquier tipo de decoración, como es común en muchas iglesias del Renacimiento en Italia, y es difícil observarlo, ya que solo se puede ver desde los vanos de alrededor o los patios. No cuenta con una fachada principal ni con entradas exteriores; solo se puede acceder a través del interior del Palacio Apostólico.
La capilla cuenta con unos grandes contrafuertes para reforzar las paredes exteriores, necesarios por el agrietamiento e hundimiento de la mampostería.

Las dimensiones del edificio son aproximadamente de 40,9 m de largo por 13,4 m de ancho, y el techo abovedado se encuentra a 20,7 m de altura. Se podría hablar de medidas prácticamente exactas, ya que si dividimos por tres la longitud del edificio obtenemos el ancho y si la dividimos por dos la altura.
La capilla cuenta con seis vanos a cada uno de los lados y dos en cada extremo.
El techo es una bóveda de cañón, que cuenta con varios lunetos que hacen que parezca disminuir la altura de esta. Esta bóveda esta cortada en sentido transversal (de un lado al otro) por unas pequeñas bóvedas situadas sobre los vanos, quedando dividido el nivel más bajo en grandes pechinas (triángulos curvilíneos que forman el anillo de la cúpula) elevadas sobre unas pilastras (columnas de sección cuadrangular), poco profundas, entre los vanos.

La capilla queda dividida en dos partes por la mampara de mármol realizada por Mino da  Fiesole, Andrea Bregno y Giovanni Dalmata, los cuales también realizaron el púlpito del coro.
En un principio, el espacio donde se encuentra el altar estaba reservado para los miembros de la Capilla Pontificia, mientras que el resto era para ciudadanos y peregrinos. Pero al aumentar los asistentes del papa esta mampara de mármol tuvo que ser desplazada, reduciendo así el espacio reservado para los fieles.
Actualmente esta mampara está coronada por una hilera de candelabros ornamentados.

Miguel Ángel, para las pinturas de la capilla Sixtina utiliza una técnica llamada “Buon Fresco” (el buen fresco) que esta basado en una reacción química llamada carbonatación. Se le va dando a la pared muchas capas de cal, la primera mezclada con arena y el resto con mayor concentración de cal para dejar la superficie lisa, una vez conseguido esto, y estando la pared húmeda, se aplican los colores que son absorbidos. Cuando la superficie se seca, se produce la carbonatación y los colores quedan integrados en la pared. Por eso, esta técnica no dejaba margen de error ya que solo se podía pintar cuando la superficie estaba aun húmeda. No se trata de pinturas móviles, si no que todos los frescos son pinturas murales.

Miguel Ángel decidió pintar las figuras de la capilla Sixtina desnudas completamente lo que pareció no gustar mucho al maestro de ceremonias, Biagio de Cesana, quien mandó a un discípulo que tapara con más ropas a los personajes, pero Miguel Ángel se vengó de él pintándolo en el infierno y desnudo.

Respecto a las pinturas se pueden destacar las nueve escenas del génesis representadas en la franja central de la bóveda de la capilla. Las impares están bordeadas por unos medallones sostenidos por figuras desnudas. Estos nueve frescos se pueden agrupar en torno a tres significados: los tres primeros se refieren a la creación del mundo, los tres siguientes a la creación del hombre y la mujer, y los tres últimos a la maldad del hombre y al castigo divino.

El fresco de la creación de Adán es uno de los episodios del génesis más famoso y el que se encuentra en el centro de toda la capilla. En este, Dios extiende su mano derecha hacia Adán para darle la vida, aparece rodeado de ángeles y su brazo izquierdo está alrededor de una figura femenina, interpretada como Eva, aunque aun no había sido creada.
El brazo izquierdo de Adán también esta extendido de la misma manera que el brazo derecho de Dios, aunque los dedos de ambos están separados por una mínima distancia y no se llegan a tocar. Adán representa lo terrenal ya que se encuentra en un triangulo de Tierra y Dios aparece flotando en el aire representando lo divino. Las manos son lo más expresivo de toda la composición y presenta unos colores vivos. Cabe destacar la terribilitá (energía, enfado) de los personajes, la anatomía voluminosa y musculosa de Adán y la perfección.

El fresco más grande de la capilla Sixtina es el Juicio final con 13.70 m de alto y 12.20 m de ancho y con 400 figuras representadas en él. La parte superior de la composición, más de la mitad de la pared, está ocupada por el mundo celestial presidido por Cristo en el centro de la escena mostrando un escorzo y movimiento, levantando el brazo derecho en señal de impartir justicia. A su lado, la Virgen María, rodeadas ambas figuras por un conjunto de santos, apóstoles, patriarcas, mártires, vírgenes, etc.
En la parte intermediaria se encuentran, a la izquierda los que ascienden al cielo que no muestran ninguna profundidad, a la derecha los pecadores que caen al infierno y en el medio los ángeles trompeteros que tocan trompetas para despertar a los muertos.
En la zona inferior derecha se encuentra el traslado de los muertos en la barca de Caronte hacia el juez del infierno.
Los lunetos superiores muestran a los ángeles con los instrumentos de la Pasión, así como invocando la venganza.
El grupo central tiene una escala mayor que el superior y que los grupos laterales.
Predominan los colores primarios, sobre todo el rojo y el azul que se usa para todo el fondo.

Las paredes laterales de la capilla se dividen en cuatro partes según sus pinturas: la primera parte y la más alta esta formada por los lunetos donde se representa a los antepasados de Cristo con inscripciones en latín; en la segunda parte se representan a los pontífices expuestos por parejas a cada lado de las ventanas; la tercera parte se forma por seis cuadros a cada lado y dos cuadros en la pared del fondo, los de la izquierda del altar tratan la vida de Moisés y los derecha los de Jesucristo (entre los que se encuentra la última cena) y la última parte se trata de las cortinas que coinciden con cada cuadro de la franja anterior.

Se cree que Miguel Ángel escondió y camufló diferentes mensajes en los que se dejaba ver su crítica a la Iglesia católica en algunas de las pinturas de la capilla.
Se dice que incluso pintó imágenes homosexuales, así como señas obscenas por parte de los personajes. Algunos ejemplos son:
Un curioso personaje (Aminadab) realizando con sus manos la cornamenta satánica justo encima de la representación del papa, por lo que se pensaba que los cuernos iban dirigidos a él.
En el fresco más importante de la capilla, La Creación de Adán, se piensa que pintó lo que parece ser un cerebro, justo donde está Dios, dando a entender que Dios esta solo en la cabeza de los hombres.
Lo que nunca llegaremos a saber es hasta que punto Miguel Ángel hizo esto con verdadero intención o simplemente esto ha sido ideado más tarde.

La capilla Sixtina junto a sus frescos fue restaurada entre los años 1980 y 1984. Los restauradores usaron unos andamios sujetos a unos huecos en la pared, los mismo que había utilizado Miguel Ángel para sujetar su andamio y poder pintar la bóveda. En la restauración se dejaron sin limpiar pequeñas secciones para que se apreciara el contraste entre el estado de las pinturas antes y después de esta.


Para finalizar, una cita del antigua papa Juan Pablo II "Los frescos que aquí contemplamos nos introducen en el mundo de los contenidos de la Revelación. Las verdades de nuestra fe nos hablan desde cada lugar. De ellas, el genio humano ha sacado la inspiración empeñándose en revestirlas de formas de una belleza inigualable".

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