La virgen de las rocas
La virgen de las rocas es una pintura realizada al óleo
sobre tabla. Fue realizada por Leonardo da Vinci y terminada en 1486, por lo
que pertenece al quattrocento italiano.
Actualmente la podemos encontrar en el museo del Louvre, en
Francia.
Leonardo da Vinci (15 de Abril de 1452 – 2 de Mayo de 1519) nació
en Vinci, dentro de los territorios de Florencia. Fue uno de los grandes
maestros del renacimiento y es considerado un “homo universalis” por su polifacética
actividad como ingeniero, arquitecto, escultor, músico, escritor, diseñador,
dibujante, filósofo, científico y excelente pintor.
Leonardo demostró ser un adelantado a su época y alguien con
capacidades sorprendentes. Podemos destacar su capacidad para realizar
escritura especular (escribir al revés), escribía así en sus anotaciones para
uso propio, se cree que lo hacia para no manchar con la tinta porque era zurdo
y para que los demás no pudieran leerlo. Otra de sus capacidades era su ingenio
para crear distintas maquinas y artilugios, sobretodo voladoras (ornitóptero),
y por último sus avanzadas investigaciones del cuerpo humano que realizaba
mediante autopsias clandestinas, hizo grandes avances en el estudio de la
circulación sanguínea y en el funcionamiento del ojo.
En 1460 Leonardo se trasladó a Florencia, donde comenzó a
formarse en el taller de Andrea Verrocchio, en el que recibió una exquisita
educación artística e intelectual.
En 1482 se traslada a Milán donde entra al servicio de
Ludovico Sforza (duque de Milán). Leonardo trabajo para el duque en calidad de
arquitecto y como ingeniero en “tiempos de guerra” construyendo artilugios e
inventos bélicos, y el “tiempos de paz” como constructor de edificios, escultor
y pintor.
Durante los años milaneses Leonardo mantuvo su propio
taller, a esta etapa pertenecen obras como “La ultima cena”, “La belle ferronnière”
y “La virgen de las rocas”.
En 1501 regresa a Florencia donde pinta varios retratos, el
más destacado es “La Gioconda”.
Sus últimos años los paso junto al rey Francisco I en
Francia, donde murió en 1519.
La virgen de las rocas:
Nos encontramos ante un cuadro de temática religiosa,
representa una escena de los evangelios apócrifos según los cuales el arcángel
Uriel se encarga del cuidado de Juan Bautista, a quien siendo muy pequeño salva
de la masacre de bebés ordenada por Herodes. EL cuadro nos muestra un encuentro
entre Juan bautista niño y el arcángel Uriel con Maria y el niño Jesús en una
cueva camino de Egipto.
La obra esta formada por una composición piramidal y
centrada, siendo el vértice superior de esta la cabeza de María.
La
Virgen María es la figura más grande del cuadro, con su mano
derecha acoge a san Juan Bautista, primo de Jesús, y con la mano izquierda
levantada sobre la cabeza de su hijo divino, con un perfecto escorzo.
San Juan se encuentra arrodillado y en actitud de adoración
extendiendo sus manos hacia el niño Jesús, el cual se encuentra en actitud de
bendecir. Ambos están desnudos simbolizando la pureza. Detrás de Jesús se
encuentra el arcángel Uriel que mira con una leve sonrisa al espectador
mientras señala a Juan bautista.
Leonardo dota al cuadro de atmósfera mediante el sfumato, técnica con la que se
consiguen difuminar los contornos de las figuras para crear la ilusión de
existencia de aire entre ellas. Este efecto vaporoso se obtiene mediante la
superposición de varias capas de pintura extremadamente delicadas.
Podemos apreciar el sfumato en el contorno de la virgen, el
cual se mezcla con el paisaje.
En el fondo de la pintura se aprecia la perspectiva aérea, con la que consigue la profundidad. Para ello
utiliza dos técnicas. Por un lado, alterna la zona iluminada de las figuras con
la oscura de las rocas y la iluminación de nuevo a través de las rocas. Además,
frente al detalle con que realiza la parte más cercana al espectador, el fondo,
especie de lago o neblina que se aprecia a través de las rocas, queda
difuminado y menos detallado.
Hay dos focos de luz en el cuadro: uno artificial que
ilumina a las figuras de la parte delantera y otro de luz natural que entra a
través de las cavidades rocosas del fondo.
En cuanto a los colores, los más utilizados son el negro, el
marrón, el azul y el color carne. En el primer plano dominan los verdes; en el
segundo, destaca el rojo de las ropas de Uriel y los amarillos; al fondo los tonos fríos.
La obra en su conjunto transmite una imagen en reposo e
idealizada.
Tiene multitud de interpretaciones, pero la mas comentada es la que dice que Leonardo trata de contarnos a través de los gestos de Uriel que el verdadero propulsor del cristianismo fue en realidad San Juan Bautista, y esto nos lo intenta transmitir a su vez bajo el velo transparente creado por el sfumato con el que aumenta el misterio.
Esta obra fue encargada a Da Vinci para decorar el altar
mayor de la iglesia milanesa de San Francisco el Grande, pero la obra no
satisfizo a los frailes de la orden de San Francisco. No se sabe con exactitud
el motivo, pero se cree que fue porque no llegaron a un acuerdo con la cantidad
que debían pagar a Leonardo o porque les pareció que en el cuadro era confusa la
distinción entre Jesús y Juan porque este se hallaba junto a la virgen y porque
el gesto de señalar obligaba a prestar mas atención a Juan.
Se cree que Leonardo vendió el cuadro a un particular y que
después realizo un segundo cuadro con ayuda de otro pintor, fue esta segunda
versión con algunos cambios con respecto a la primera la que se entrego a la
orden de San Francisco.
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