Los fusilamientos del 3 de mayo - GOYA
Francisco
José de Goya y Lucientes nace en Fuendetodos (Zaragoza) el 30 de Marzo del año 1746, en el seno de una familia de posición social media. Su
padre era un artesano y maestro dorador con cierta importancia en el pueblo y
de él precisamente habría aprendido el oficio. Goya estudió en el Colegio de
los Escolapios en Zaragoza y a la edad de 13 años, con una inclinación
artística sumamente evidente ya, ingresó a la Academia de Dibujo de Zaragoza.
Luego, continuaría su formación como pintor en Madrid, junto a Francisco
Bayeu, de quien además se convertiría en cuñado cuando se casase con su
hermana en el año 1775.
Goya
tuvo como maestros verdaderos a Velázquez, Rembrandt y a la propia naturaleza.
A lo largo de su extensa carrera, el pintor va a tocar todo tipos de temas
utilizando técnicas diferentes. No tiene una clara evolución técnica pero si del
color. Dentro de su obra podemos distinguir dos etapas y un epílogo.
La
primera de ellas abarca de 1771 hasta 1807, es la época de juventud y madurez, la de los
triunfos personales; en ella predomina una visión optimista de la vida Uno de sus
primeros trabajos, 63 cartones con diversas escenas cotidianas ideales, para
la Real Fábrica de tapices, llegaría a instancias de Bayeu. A la par de este trabajo comenzó a retratar
a personajes destacados de la escena política y social de su tiempo y a
realizar obras religiosas que le reportarían un gran prestigio. En el
año 1789 fue nombrado pintor de la corte de Carlos IV, siendo el retrato
“La familia de Carlos IV “una
de las obras más importantes que realizó en su trabajo como pintor real.
También la
aristocracia de su tiempo quiso ser retratada por el gran pintor y así que
aparecieron sus famosos retratos: “La Condesa Chinchón”,” la Maja Vestida”
y “La Maja Desnuda”, las cuales, según los rumores de la época,
representaban a la Duquesa de Alba, con
quien además Goya habría mantenido un sonado amorío.
En el año
1792enfermó gravemente y aunque superó la enfermedad, está le dejo como secuela
una grave sordera que provocó que poco a poco se fuese aislando y dejó salir un
nuevo Goya, escéptico, sarcástico, atormentado y con un carácter cada vez más
agrio.
Comienza a realizar una serie de
grabados que representan una implacable crítica a la sociedad civil y religiosa
de su tiempo. La serie de 82 aguafuertes, conocido como “Los Caprichos” son
la más fiel expresión de ello.
Al final de esta etapa comienza a experimentar con la gama de los
grises.
La segunda etapa abarca desde los años 1808 hasta 1824. Son los años marcados por la sordera y la guerra que le
tocó vivir; por lo que es una época de sufrimiento. Goya era un liberal, un
admirador de la Revolución Francesa y ahora observa como su admirada Francia,
se impone a sus compatriotas mediante la brutalidad de las armas. Es el momento
en el que recorre los escenarios de las batallas y realiza los dibujos que le
van a servir para realizar una serie de grabados “Los Desastres de la Guerra”,
“La carga de los Mamelucos” y “Los fusilamientos del 3 de Mayo”. Tras la
restauración de Fernando VII en 1814; el pintor olvidado por la sociedad y el
monarca, alquila una casa “la quinta del sordo”
lugar en el que en sus paredes realiza las “pinturas negras”; 14 murales
de enormes dimensiones, en los cuales predominaban los colores marrón, gris y
negro y las temáticas oscilaban entre lo macabro y el terror.
El epílogo llega en el año 1824, cuando abandona España tras la
imposición del Antiguo Régimen y se exilia voluntariamente en Burdeos donde
fallece. En estos últimos momentos su paleta se aclara de nuevo con colores
vivos y una temática alegre que podemos observar en su cuadro “La lechera de Burdeos”
Se
encuentra en el museo del prado, está realizada sobre un lienzo utilizando la técnica
del óleo. Sus medidas son 268 cm. por 347 cm.
El tema que Goya plasma en el cuadro son los acontecimientos ocurridos
en 1808 por lo que es una pintura histórica.
Napoleón había invadido España y la casa real tenía que seguir sus órdenes. El
2 de mayo de 1808 el pueblo madrileño intento evitar la salida del infante Don
Francisco hacia Francia. Se descontrolo y las tropas francesas dispararon
contra el pueblo madrileño, esto es conocido como los levantamientos del 2 de
mayo. El estallido de la guerra de independencia en mayo de 1808 supuso un
gran conflicto interno para Goya, ya que su ideología liberal le acerca a los
afrancesados mientras que su patriotismo lo atrae hacia los que están luchando
contra los franceses. Por ello en el cuadro se puede apreciar una visión
patriótica del 3 de mayo. Goya lo realizo con posterioridad y plasma cómo pudo
ser el episodio tan violento y cruel en
el cual muestra su oposición contraria a esos hechos y da una lección contra la
irracionalidad del ser humano.
Este cuadro se confunde y llama
"Los fusilamientos del 2 de mayo" y esta confusión se debe a que los
acontecimientos que se recogen en la imagen sucedieron entre la noche del dos
de mayo y la madrugada del tres. Y además
esta obra se creó junto a otra llamada " La carga de los
mamelucos" que esta sí que muestra lo sucedido el 2 de mayo.
En el cuadro se muestra un protagonista absoluto de esta obra es
el pueblo, no están representados de forma personal, es el pueblo anónimo el
héroe colectivo. Se puede clasificar dos
grandes grupos de personas:
El grupo de hombres de la izquierda presenta espontaneidad y
desorganización; se enfrentan horrorizados a un pelotón de fusilamiento bien pertrechado, perfectamente alineado y
organizado. Sin embargo Goya no pintó el
rostro de ninguno; los franceses sin rostro no son nadie, tan solo una máquina
de guerra delimitada por una negra pincelada que contrasta con el otro grupo.
Dentro del grupo de victimas se
forman otros tres grupos muy definidos, los que están a la espera de ser fusilados y que ven
con horror su futuro, los que están
siendo fusilados y los muertos.
Los grupos se ven de derecha a izquierda, lo que introduce un elemento de
transcurso del tiempo en la composición.
Dentro del grupo que ya ha sido
fusilado, un hombre cuyo cuerpo yace en el suelo con los brazos extendidos presagia
el destino de los rebeldes que aún permanecen en pie. El siguiente personaje
que va a ser fusilado, ocupa el centro de la composición, y resalta del resto
de los personajes. Posee los brazos extendidos hacia arriba, esto nos recuerda
a un crucificado, y si nos fijamos bien en sus manos se observan estigmas en
las palmas. Con este detalle Goya pretende hacer ver que el asesinato de
indefensos es una realidad que se repite una y otra vez, no solo en esta
guerra, sino de todas las formas de crueldad.
La composición posee una profundidad con
líneas diagonales, la que forma la montaña del príncipe Pío y otra la del
pelotón de fusilamiento. También tenemos líneas ondulantes de brazos y sables y
las horizontales de los fusiles que dan a la escena un intenso dramatismo. Goya
compuso este lienzo de modo que el espectador se viese obligado a contemplar la
escena desde la posición de los soldados; de este modo el espectador capta la
angustia y el miedo.
Como se puede apreciar desaparece el dibujo, predominando las rápidas y gruesas pinceladas así como
grandes manchas.
En cuanto al color Goya utiliza una paleta de tonos oscuros como el negro, color
primario que simboliza la muerte; y los grises y algún toque verde, colores
secundarios. También predomina la gama cromática de los colores cálidos que forman los ocres, marrones y el color
amarillo anaranjado de los pantalones que simboliza la muerte; estos son
colores secundarios y el rojo de la sangre, color primario. Los colores oscuros
contrastan con el blanco (color primario) de la camisa del hombre que alza las
manos. Podríamos decir de esta composición que sigue
un "crescendo" cromático que va desde el blanco de la camisa
del civil, hasta el negro de algunas vestimentas de los soldados. Estilísticamente,
no podemos olvidar aquí el peso de la escuela tenebrista, que sin duda debió
influir en Goya. Así, figuras como Ribalta o Ribera, que tanto arraigo tuvieron
en España.
Respecto al tratamiento de la luz es
bastante peculiar; predomina un fuerte contraste entre la oscuridad
predominante en el fondo del cuadro y la parte de nuestra derecha compuesta por
los soldados franceses que se quedan en penumbra, frente a la luz que proviene de la camisa
blanca, los pantalones amarillos y el
farol que ilumina a la gran masa de españoles, para darles importancia por su
lucha y entrega.
Este cuadro transmite una gran sensación de horror, auténtico dramatismo, angustia
y miedo reflejada en los rostros de todas las personas representadas y que nos
sirve para hacernos una idea de la dureza y violencia que caracterizo esta
guerra.
Esta es una
ilustre obra en la Historia del Arte, ya que no sólo simbolizó para muchos el
coraje y la lucha del español ante las invasiones ajenas, también supuso un
importante manantial de inspiración para pintores como Monet, con su Fusilamiento
del emperador de México, o El fusilamiento de Corea de Picasso (1950), donde una
vez más se vuelve a evidenciar la influencia de Goya.