El baldaquino de San Pedro del Vaticano fue realizado por
Bernini entre 1624 y 1633. Gian Lorenzo Bernini, arquitecto, escultor y pintor
italiano, nació en Nápoles en 1598 y murió en Roma en 1680. Se formó en el
taller de su padre Pietro, escultor manierista, y se enriqueció con el estudio
de las obras más importantes del Cinquecento italiano.
En sus obras más tempranas (Eneas, Anquises y Ascanio, El rapto de Proserpina) resultan ya evidentes la ruptura con el manierismo tardío y una concepción radicalmente distinta de la escultura; el intenso dramatismo, la grandiosidad y la búsqueda de efectos escenográficos están ya presentes en estas primeras creaciones.
Bernini fue nombrado arquitecto de la basílica de San Pedro por el papa Urbano VIII y desde entonces hasta su muerte trabajó para los sumos pontífices.
Su mejor aportación a la basílica de San Pedro fue la columnata que rodea la plaza, justo delante del templo.
Aunque en menor medida, Bernini trabajó también para mecenas privados, y fruto de esa colaboración es la obra quizá más representativa de su estilo escultórico, el Éxtasis de santa Teresa.
Bernini fue el gran genio del barroco italiano y el mayor representante del catolicismo triunfante del periodo que siguió a la Contrarreforma católica. Sus cualidades personales hicieron de él un líder, que sirvió a ocho papas, varios monarcas e innumerables cardenales y príncipes, con un éxito casi ininterrumpido. Las creaciones de Bernini representan la culminación de las aspiraciones religiosas, políticas y humanas de su época, con una técnica prodigiosa y una imaginación desbordante.
En sus obras más tempranas (Eneas, Anquises y Ascanio, El rapto de Proserpina) resultan ya evidentes la ruptura con el manierismo tardío y una concepción radicalmente distinta de la escultura; el intenso dramatismo, la grandiosidad y la búsqueda de efectos escenográficos están ya presentes en estas primeras creaciones.
Bernini fue nombrado arquitecto de la basílica de San Pedro por el papa Urbano VIII y desde entonces hasta su muerte trabajó para los sumos pontífices.
Su mejor aportación a la basílica de San Pedro fue la columnata que rodea la plaza, justo delante del templo.
Aunque en menor medida, Bernini trabajó también para mecenas privados, y fruto de esa colaboración es la obra quizá más representativa de su estilo escultórico, el Éxtasis de santa Teresa.
Bernini fue el gran genio del barroco italiano y el mayor representante del catolicismo triunfante del periodo que siguió a la Contrarreforma católica. Sus cualidades personales hicieron de él un líder, que sirvió a ocho papas, varios monarcas e innumerables cardenales y príncipes, con un éxito casi ininterrumpido. Las creaciones de Bernini representan la culminación de las aspiraciones religiosas, políticas y humanas de su época, con una técnica prodigiosa y una imaginación desbordante.
La obra fue encargada por Urbano VIII (Papa de la Iglesia católica entre 1623 y 1644) con una doble finalidad, por una parte para resaltar el altar así como el lugar donde se encuentra enterrado San Pedro, y por otro lado hay que ver en este monumento una exaltación del poder papal así como del propio Urbano VIII y de los Barberini, familia a la que pertenecía.
Se construyó en un momento en el que el cristianismo se había dividido y el
protestantismo denunciaba la
autoridad papal como un poder meramente terrenal, la Iglesia Católica
ve en el nuevo estilo artístico una posibilidad de hacer propaganda de todos
los dogmas rechazados por los protestantes y reivindicar el poder del Papa como
un poder legítimo otorgado directamente
por Cristo a través de San Pedro, considerado el primer pontífice y sobre cuya
tumba se levanta el monumento.
El baldaquino se encuentra en el interior de la basílica de
San Pedro del Vaticano, mas concretamente en el crucero de la basílica sobre el
lugar en el que se supone que se encuentra la tumba del apóstol San Pedro y
bajo la gran cúpula de Miguel Ángel.
Un baldaquino o baldaquín se define como una especie de
templete formado por cuatro columnas que sostienen una cúpula o dosel plano y
destinado a cobijar el altar cuando tiene posición aislada.
El baldaquino fue realizado en bronce (sacado del panteón de
Agripa) negro, dorado y mármol para la base. Mide 28 metros. No tiene
ninguna función pero si da un gran simbolismo. Fue la primera obra de Bernini.
En la base de cada columna encontramos un escudo pontificio
de la familia Borghese.
Los 5 órdenes de arquitectura de Vignola publicada en 1562
explican como realizar la columna salomónica. Estas columnas se utilizan en
arquitectura y escultura.
Recibe el nombre de columna salomónica por la creencia de
que estas columnas estaban levantadas en el templo de Jerusalén mandadas por el
rey Salomón. Tienen un fuste helicoidal decorado con anillas y envueltas de
hojarasca (elemento importante en el Barroco) con elementos vegetales. Las
columnas se rematan con un orden compuesto.
Estas columnas arrasaron en todo el continente, ya que
representaban el dinamismo del Barroco.
Sobre las columnas destaca un entablamento con volutas
pergaminadas creando un juego cóncavo y convexo lo que da un gran dinamismo,
también parten unas volutas ascendentes que se unen para rematar en una bola
del mundo dorada sobre la que se asienta una cruz. Esta cruz simboliza a la
iglesia Universal.
Los cortinajes dan símbolo de espectáculo y teatro. Están
decorados con abejas de los Barberini.
En las cuatro esquinas encontramos ángeles. Sobre los
doseles tenemos esculturas de niños que
portan los atributos del poder papal.
Por último tenemos en el techo del baldaquino el espíritu
santo.
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