domingo, 16 de marzo de 2014

EL ESCORIAL


El monasterio del escorial se encuentra en Madrid y su construcción se inició con Juan Bautista de Toledo en el año 1563 pero se terminó con un discípulo de este, Juan de Herrera que trabajó en ella desde 1567 hasta 1584. Realizó otras obras como la lonja de Sevilla y la catedral de Valladolid.  El material utilizado en la construcción fue el granito y su nombre completo es Monasterio de San Lorenzo el Real.
Felipe II eligió la Sierra de Guadarrama como lugar para edificar esta por su lejanía con la Corte madrileña, por su buen clima y la abundancia de bosques, manantiales y canteras.

El Renacimiento llegó a España muy tardío y una de las primeras obras de este estilo es el monasterio.
Su construcción fue encargada por el rey Felipe II, entre otras razones, para conmemorar su victoria en la batalla de San Quintín justo el día de la festividad de San Lorenzo. Y también para enterrar a su padre Carlos V junto con su esposa Isabel de Portugal.  Se define como el mayor exponente de la contrarreforma católica y la lucha de Felipe II contra la herejía.
Cada parte de este monasterio fue mandada construir por Felipe II para cumplir una función determinada como residencia real, monasterio, centro de estudios, panteón de la dinastía imperial, etc.

Planta: La planta rectangular tiene unas dimensiones de 207m por 162m y se puede dividir en tres núcleos: el núcleo central incluye la biblioteca, el palacio de los reyes y la iglesia; el núcleo sur formado por el patio de los evangelistas y el convento; y el núcleo norte integrado por el palacio de los Borbones y el colegio.  Herrera quería construir doce torres, aunque finalmente solo se llegaron a construir seis de estas: dos torres campanario que conforman la iglesia y cuatro torres que están situadas en las cuatro esquinas y que terminan en agujas piramidales.

Fachadas: El Escorial cuenta con cuatro fachadas de las cuales la principal es la fachada oeste. Mide 207m por 20m de altura. En sus dos extremos encontramos dos torres de 56 metros de altura y en el centro la portada principal de acceso al monasterio dando paso directamente al patio de los reyes. En toda la fachada hay una sucesión de ventanas lisas. Destaca su clasicismo y se pueden diferenciar dos partes; la inferior donde encontramos una serie de ocho columnas gigantes de orden dórico, entre ellas varias hornacinas y ventanas algunas de ellas cegadas, y  la superior donde encontramos cuatro columnas gigantes de orden jónico y un tímpano triangular adornado por almenas con esferas de bronce dorado. En el centro de la parte superior se encuentra el escudo real de Felipe II y por encima la imagen de San Lorenzo en una hornacina. También encontramos cuatro picos sobre bases rematados con esferas. Separando el piso inferior del superior se encuentra una línea de entablamento.

La fachada sur mide 161m y es considerada la más hermosa de las cuatro a pesar de ser la más sencilla y con ella se comenzó la construcción. Cuenta con una gran terraza formada por 77 arcos desde la que se puede descender hacia el jardín de la Huerta, donde se encuentra el estanque con finalidad de servir para el riego de la huerta y para la crianza de peces, actualmente en el viven carpas y cisnes.

En el centro de la fachada este se levanta un frontispicio liso, sin ventanas ni adornos, que corresponde al respaldo del altar mayor de la basílica. En ella se encuentran también jardines.

La fachada norte apenas tiene iluminación y cuenta con 180 ventanas.  







Patios

El Patio de los Reyes, también denominado “Antesala de la Eternidad”, está situado nada más pasar la puerta principal del Real Monasterio; es el patio que precede a la basílica, y se concibió como lugar de unión entre la sabiduría divina y humana.
Su forma es rectangular y mide 64 metros de largo por 38 metros de ancho.
Este patio le debe su nombre a las seis esculturas de los reyes de Judá que están situadas en la fachada principal de la basílica, obra de Juan Bautista Monegro. Cada escultura mide 5 metros de alto y está levantada sobre una pilastra rectangular, en cuya base hay una inscripción. Están hechas de granito, mármol blanco y bronce dorado.
En el muro de la izquierda, entre el vano 8 y el 9, y señalada con una pequeña cruz de color negro, se encuentra la última piedra que se colocó en el edificio, en el año 1584.

El Patio de los Evangelistas representa el claustro monacal del convento y fue obra de Juan Bautista de Toledo. Esta dividido en dos pisos, formados por arcos de medio punto (en el piso superior están levantados sobre columnas jónicas y el inferior por dóricas); y a su vez se divide en cuatro grandes cuadrados, orientados según los puntos cardinales, que a la vez se subdividen en otros cuatro. Cada lado del patio mide 46 metros y cuenta con 88 vanos.
En el centro hay un templete octogonal con cúpula, realizado por Juan de Herrera, y bajo este, se encuentra una fuente de la que salen cuatro canalillos representando los cuatro ríos del paraíso. Por último, lo más llamativo de este patio es su gran riqueza decorativa.

Iglesia

La iglesia se podría decir que es una mezcla de planta basilical  y de cruz griega, según el modelo de Bramante para San Pedro del Vaticano.
La fachada, al fondo del Patio de los Reyes, tiene dos cuerpos. El inferior se abre en cinco puertas enmarcadas por seis pilastras de orden dórico-toscano y el inicio de las dos torres de 70 metros de altura a los lados, mientras que el cuerpo superior está adornado con las esculturas de los seis reyes de Judá sobre grandes pedestales y un frontón triangular partido por un ventanal.
Al entrar a la iglesia nos encontramos con un gran vestíbulo,  sobre el que se sitúa el coro de los monjes. Después están las naves, con pilastras toscanas de fuste acanalado y bóvedas de cañón con lunetos. Por último esta el crucero, coronado por una gran cúpula, apoyada sobre un tambor, cuyo peso recae sobre cuatro pechinas, situadas sobre los grandes pilares y arcos de medio punto reforzados con dobles pilastras directamente sobre el suelo.
El interior está decorado por 42 retablos pequeños, y el Retablo Mayor.
El templo culmina en la Capilla Mayor en cuya cabecera se halla el altar y detrás del cual se encuentra el gran retablo diseñado por Juan de Herrera y realizado entre 1578 y 1589. Debajo de la Capilla Mayor se encuentra la Cripta Real, de planta octogonal, con el Panteón de los Reyes, decorado con mármoles jaspeados, y donde reposan la mayoría de los reyes y reinas de las dinastías españolas de los Habsburgo y los Borbón.

El retablo está estructurado en tres cuerpos separados por entablamentos, con una superposición de órdenes clásicos, y está coronado por un ático.
Los dos cuerpos inferiores presentan tres calles principales decoradas con pinturas con escenas de la vida de Cristo y de la Virgen y en el centro el martirio de San Lorenzo.

Para concluir, es importante saber que la influencia posterior de El Escorial fue inmensa porque sintetizó el estilo herreriano o escurialense con elementos constructivos provenientes del clasicismo, proporciones matemáticas entre las partes y los elementos, el uso del orden gigante para las fachadas, el desarrollo de grandes volúmenes cúbicos en el exterior, o el sistema de tejados de arista viva de madera revestida de pizarra con chapiteles flamencos coronando las torres de los ángulos.

También hay que saber que El Escorial es uno de los edificios más significativos del Purismo español.                                               

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