El monasterio del escorial se encuentra en Madrid y su construcción se
inició con Juan Bautista de Toledo en el año 1563 pero se terminó con un discípulo
de este, Juan de Herrera que trabajó en ella desde 1567 hasta 1584. Realizó
otras obras como la lonja de Sevilla y la catedral de Valladolid. El material utilizado en la construcción fue
el granito y su nombre completo es Monasterio de San Lorenzo el Real.
Felipe II eligió la Sierra de Guadarrama como lugar para
edificar esta por su lejanía con la Corte madrileña, por su buen clima y la
abundancia de bosques, manantiales y canteras.
El Renacimiento llegó a España muy tardío y una de las primeras obras
de este estilo es el monasterio.
Su construcción fue encargada por el rey Felipe II, entre otras
razones, para conmemorar su victoria en la batalla de San Quintín justo el día de la
festividad de San Lorenzo. Y también para enterrar a su padre
Carlos V junto con su esposa Isabel de Portugal. Se define como el mayor exponente de la
contrarreforma católica y la lucha de Felipe II contra la herejía.
Cada parte de este monasterio fue mandada construir por Felipe II para
cumplir una función determinada como residencia real, monasterio, centro de
estudios, panteón de la dinastía imperial, etc.
Planta:
La planta rectangular tiene unas dimensiones de 207m por 162m y se puede
dividir en tres núcleos: el núcleo central incluye la biblioteca, el palacio de
los reyes y la iglesia; el núcleo sur formado por el patio de los evangelistas
y el convento; y el núcleo norte integrado por el palacio de los Borbones y el
colegio. Herrera quería construir doce
torres, aunque finalmente solo se llegaron a construir seis de estas: dos
torres campanario que conforman la iglesia y cuatro torres que están situadas
en las cuatro esquinas y que terminan en agujas piramidales.
Fachadas: El Escorial cuenta con cuatro fachadas de las cuales la principal es
la fachada oeste. Mide 207m por 20m
de altura. En sus dos extremos encontramos dos torres de 56 metros de altura y en
el centro la portada principal de acceso al monasterio dando paso directamente
al patio de los reyes. En toda la fachada hay una sucesión de ventanas lisas.
Destaca su clasicismo y se pueden diferenciar dos partes; la inferior donde
encontramos una serie de ocho columnas gigantes de orden dórico, entre ellas
varias hornacinas y ventanas algunas de ellas cegadas, y la superior donde encontramos cuatro columnas
gigantes de orden jónico y un tímpano triangular adornado por almenas con
esferas de bronce dorado. En el centro de la parte superior se encuentra el
escudo real de Felipe II y por encima la imagen de San Lorenzo en una
hornacina. También encontramos cuatro picos sobre bases rematados con esferas.
Separando el piso inferior del superior se encuentra una línea de entablamento.
La fachada sur mide 161m y
es considerada la más hermosa de las cuatro a pesar de ser la más sencilla y
con ella se comenzó la construcción. Cuenta con una gran terraza formada por 77
arcos desde la que se puede descender hacia el jardín de la Huerta, donde se
encuentra el estanque con finalidad de servir para el riego de la huerta y para
la crianza de peces, actualmente en el viven carpas y cisnes.
En el centro de la fachada este se
levanta un frontispicio liso, sin ventanas ni adornos, que corresponde al
respaldo del altar mayor de la basílica. En ella se encuentran también
jardines.
La fachada norte apenas
tiene iluminación y cuenta con 180 ventanas.
Patios
El Patio de los Reyes, también denominado
“Antesala de la Eternidad”, está situado nada más pasar la puerta principal del
Real Monasterio; es el patio que precede a la basílica, y se concibió como
lugar de unión entre la sabiduría divina y humana.
Su forma es
rectangular y mide 64 metros de largo por 38 metros de ancho.
Este patio le debe su
nombre a las seis esculturas de los reyes de Judá que están situadas en la
fachada principal de la basílica, obra de Juan Bautista Monegro. Cada escultura
mide 5 metros de alto y está levantada sobre una pilastra rectangular, en cuya
base hay una inscripción. Están hechas de granito, mármol blanco y bronce
dorado.
En el muro de la
izquierda, entre el vano 8 y el 9, y señalada con una pequeña cruz de color
negro, se encuentra la última piedra que se colocó en el edificio, en el año
1584.
El Patio de los Evangelistas representa el
claustro monacal del convento y fue obra de Juan Bautista de Toledo. Esta
dividido en dos pisos, formados por arcos de medio punto (en el piso superior
están levantados sobre columnas jónicas y el inferior por dóricas); y a su vez
se divide en cuatro grandes cuadrados, orientados según los puntos cardinales,
que a la vez se subdividen en otros cuatro. Cada lado del patio mide 46 metros
y cuenta con 88 vanos.
En el centro hay un
templete octogonal con cúpula, realizado por Juan de Herrera, y bajo este, se
encuentra una fuente de la que salen cuatro canalillos representando los cuatro
ríos del paraíso. Por último, lo más llamativo de este patio es su gran riqueza
decorativa.
Iglesia
La
iglesia se podría decir que es una mezcla de planta basilical y de cruz griega, según el modelo de Bramante
para San Pedro del Vaticano.
La
fachada, al fondo del Patio de los Reyes, tiene dos cuerpos. El inferior se
abre en cinco puertas enmarcadas por seis pilastras de orden dórico-toscano y
el inicio de las dos torres de 70 metros de altura a los lados, mientras que el
cuerpo superior está adornado con las esculturas de los seis reyes de Judá
sobre grandes pedestales y un frontón triangular partido por un ventanal.
Al
entrar a la iglesia nos encontramos con un gran vestíbulo, sobre el que se sitúa el coro de los monjes.
Después están las naves, con pilastras toscanas de fuste acanalado y bóvedas de
cañón con lunetos. Por último esta el crucero, coronado por una gran cúpula,
apoyada sobre un tambor, cuyo peso recae sobre cuatro pechinas, situadas sobre
los grandes pilares y arcos de medio punto reforzados con dobles pilastras
directamente sobre el suelo.
El
interior está decorado por 42 retablos pequeños, y el Retablo Mayor.
El
templo culmina en la Capilla Mayor en cuya cabecera se halla el altar y detrás
del cual se encuentra el gran retablo diseñado por Juan de Herrera y realizado
entre 1578 y 1589. Debajo de la Capilla Mayor se encuentra la Cripta Real, de
planta octogonal, con el Panteón de los Reyes, decorado con mármoles jaspeados,
y donde reposan la mayoría de los reyes y reinas de las dinastías españolas de
los Habsburgo y los Borbón.
El
retablo está estructurado en tres cuerpos separados por entablamentos, con una
superposición de órdenes clásicos, y está coronado por un ático.
Los
dos cuerpos inferiores presentan tres calles principales decoradas con pinturas
con escenas de la vida de Cristo y de la Virgen y en el centro el martirio de
San Lorenzo.
Para
concluir, es importante saber que la influencia posterior de El Escorial fue
inmensa porque sintetizó el estilo herreriano o escurialense con elementos
constructivos provenientes del clasicismo, proporciones matemáticas entre las
partes y los elementos, el uso del orden gigante para las fachadas, el
desarrollo de grandes volúmenes cúbicos en el exterior, o el sistema de tejados
de arista viva de madera revestida de pizarra con chapiteles flamencos
coronando las torres de los ángulos.
También
hay que saber que El Escorial es uno de los edificios más significativos del
Purismo español.
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