jueves, 9 de enero de 2014

LA ALHAMBRA DE GRANADA (Comentario reducido)

LA ALHAMBRA DE GRANADA.

Introduciéndonos en la ciudad de Granada, ciudad sobre la que se han escrito numerosas leyendas, encontramos La Alhambra. El verdadero origen de Granada surge con la tribu ibérica de los túrdulos, la cual le dio a la ciudad el nombre de Ihverir. Este territorio fue conquistado más tarde por los romanos, dándole el nombre ibérico de Illiberis y latino de Florentia. Tiempo después, en el 711 se produjo la invasión musulmana. En el 745 un destacamento rezagado del ejército musulmán que había participado en la batalla fue a Córdoba para reclamar su botín. Debido a su gran tardanza, se les ofreció un lugar en una tierra alejada, la actual Granada. A partir de entonces Ilíberis se llamó Elvira para los musulmanes y en 1013 se convirtió en un reino independiente. En 1238 Ibn al-Ahmar se proclamó primer sultán nazarí y desde entonces la ciudad comenzaría su esplendor donde destacamos la construcción de La Alhambra. Tras la conquista cristiana la Alhambra fue mandada preservar por los Reyes Católicos, pero tiempo después fue abandonada por los sucesivos gobiernos españoles y destruida por la posterior ocupación francesa. Finalmente, en 1870 la Alhambra fue declarada Monumento Nacional y en 1984 fue declarada junto al Generalife Patrimonio de la Humanidad.

El nombre de Alhambra proviene del color rojizo de sus muros (significa “castillo rojo” en árabe). Al igual que el resto de los palacios árabes realiza doble función: servía de morada para el sultán y era la sede del aparato administrativo del Estado.

Su recinto amurallado ocupa 104.697 metros cuadrados, a los que se suman otros tantos del Generalife. Debido a su aspecto exterior totalmente fortificado, nos da la apariencia de castillo. Sin embargo, dentro de sus muros encontramos una Ciudad Palatina, cuya única zona militar es la Alcazaba. Desde ésta parte la Calle Real  que llega hasta la zona urbana. La muralla que rodea la Ciudad Palatina  tiene cuatro puertas  principales: dos al Norte y dos al Sur. La Alhambra consta de una estructura urbana, heredera de la tradición andalusí e islámica, que ha sufrido diferentes  transformaciones debido a un gobierno inestable y una política cambiante.

Atendiendo a sus aspectos técnicos, conocemos que fue realizada con materiales pobres. Se utilizó ladrillo recubierto de yeso y estuco, en pilares bóvedas y arcos. También mampostería y mármol en las columnas y suelos y además la madera de los techos. Estos materiales que en principio parecen tan sencillos, son los que le dan la gran belleza al palacio, ya que los elementos ornamentales ocultan la pobreza de los materiales constructivos.
Para su construcción sólida y fuerte se utilizaron sillares de piedra y mortero con arcilla ferruginosa. En su interior la Alhambra alberga diferentes sistemas de revestimiento. Las columnillas de mármol tienen un fuste estilizado y esbelto que emana de un plinto cuadrado, algunas con basa y otras no. Hay capiteles de dos tipos, unos con mocárabes y los otros con dos cuerpos. Sin embargo, el papel constructivo reside en los adintelamientos superiores y los pilares de descarga.
La principal preocupación de los arquitectos fue cubrir con decoración cada espacio,haciendo uso del horror vacui mediante los principales elementos decorativos islámicos:
En primer lugar, la epigrafía, arte de la escritura bella, con la que se expresa la palabra de Dios. Tiene una doble función: ornamental e iconográfica. Ésta alberga fragmentos del Corán y la frase predominante que utiliza es la de “Sólo Dios es vencedor”.

A continuación el ataurique o decoración vegetal, que fue la más utilizada en el Palacio de la Alhambra. Tal y como indica su nombre, consiste en decorar con motivos vegetales el espacio.

Por último, los motivos geométricos, que simbolizan la indivisibilidad de Dios. Tienen como forma perfecta el círculo. Destacan las lacerías, que consisten en una serie de líneas entrecruzadas, alternadas unas sobre otras formando figuras estrelladas y poligonales. Además destaca también la labor de sebka ,que presenta una retícula de rombos lobulados o mistilíneos.

La decoración en mocárabes destaca principalmente en la Alhambra y es de una gran riqueza. Aparece en las techumbres en las que las maderas y el yeso simulan estalactitas formando alvéolos a distintas alturas.

Podemos observar una disposición reiterativa de los motivos decorativos, el paso del realismo a la estilización y la densidad ornamental es constante. Además se busca la supresión de la materia, jugando con la luz y los brillos.

El agua, los colores, la vegetación y la luz están presentes en todo el palacio. La primera, actúa como un espejo que refleja las fachadas del edificio, aportando sonoridad. Además contiene un poder vivificador de las plantas. Todo ello hace  que el visitante pueda disfrutar de una experiencia sensorial utilizando el sentido del tacto, el oído y el olfato .

Son muchas las diferentes salas y espacios de la Alhambra que se pueden analizar. En este caso nos centramos en el Mirador de Daraxa:

El Mirador de Daraxa.

Este mirador es parte de la Sala de las Dos Hermanas, la cual se encuentra dentro del conjunto del Palacio de los Leones. Situada en la zona del patio norte, tiene una planta rectangular subdividida a su vez en tres habitaciones: la central, cuadrada, que es la propia Sala de las Dos Hermanas, y las otras dos rectangulares: la Sala de los Ajimeces y El Mirador de Daraxa o Lindaraja. Situados en la Sala de las Dos Hermanas, podemos afirmar que debe su nombre a las dos grandes losas gemelas de mármol que contiene la fuente situada en su pavimento, la cual cuenta con un surtidor y un canalillo que conducen el agua hasta el Patio de los Leones. La sala es cuadrada y tiene su entrada en un arco semicircular festoneado en su intradós con las puertas de madera originales.  En ella, el elemento decorativo más destacado es la cúpula de mocárabes formada por un tambor octogonal, sobre el que se superpone la carcasa de madera. Su diseño geométrico se conoce como el lazo de a ocho (éste parte de una estrella de ocho puntas cuyos brazos se prolongan por rotación mediante la caída de más de 5000 celdillas). Fue elaborado por los mejores matemáticos y astrólogos del momento, que con una iluminación perfectamente estudiada, consiguieron dar el efecto de un cielo estrellado. Además es de destacar la gran abundancia de decoración de la sala, por sus yeserías, los estucos y sobre todo la riqueza de los zócalos.

Desde la Sala de los Ajimeces entramos al mirador por un gran arco apuntado de mocárabes, es una de las zonas más conocidas de La Alhambra, desde el que se veía el exterior y disfrutaban de la idea musulmana de paraíso. El nombre de Lindaraja deriva de Ayun Dar Aisa, “los ojos de la casa de Aisa”. En cada una de sus dos paredes laterales tiene un arco y en la pared restante se abre la ventana más ancha, que contiene dos arcos que miran al Patio de Daraxa. Estos dos arcos gemelos son de medio punto y festoneados en el intradós. Se apoyan en finas columnas anilladas de mármol y capitel cúbico, con decoración de atauriques y meandros. Sobre los ventanales aparecen unos arcos  de mocárabes, en cuyos paños aparecen inscripciones de alabanza a Dios, a Mohamed V y poesías. Sobre el zócalo alicatado de sus muros encontramos una exuberante decoración en estuco, con variedad de formas decorativas. Culmina en una serie de arquillos ciegos, que soportan un friso con el lema «sólo Dios es el vencedor». El suelo es de azulejos, aunque se encuentra muy deteriorado. La techumbre, recientemente restaurada, es una armadura de madera de pino, en forma de artesa invertida, con cristales coloreados, que proporcionaba gran iluminación. Desde los alféizares de las ventanas, muy bajos, se podía contemplar originariamente el bosque de la Alhambra, el valle del Darro, el barrio del Albayzín. Sin embargo, la construcción de las habitaciones del emperador al otro lado del jardín de Daraxa obstaculizó esta panorámica.


No hay comentarios:

Publicar un comentario