EL COLISEO
ROMANO
El coliseo
es un anfiteatro de la época del imperio romano construido en el siglo I,
ubicado en el centro de la ciudad de
Roma. Con anterioridad era conocido como el Anfiteatro Flavio en honor a la
dinastía Flavia y parece ser que pasó a ser llamado Colosseum por una gran escultura
que estaba situada junto al Coliseo, llamada “el coloso de Nerón”, no
conservada actualmente.
Por su
conservación e historia el coliseo es uno de los monumentos más famosos de la
antigüedad clásica. Esta idea de crear el coliseo se le ocurrió al joven Curión
que propuso la unión de dos teatros de madera de igual tamaño adosadas por los
vértices de sus curvas de modo que formaran un inmenso ovalo.
La construcción
del Coliseo empezó con el emperador Vespasiano en torno al año 71 d.C. en un
espacio que había quedado liberado tras el incendio de un anfiteatro anterior
levantado casi 100 años atrás. En cada ciudad de Roma se construía un
anfiteatro para albergar luchas de gladiadores. El Coliseo de Roma fue el más importante
y grande de todos llegando a albergar 50.000 personas en su interior.
En su
inauguración los festejos duraron 100 días, en el año 80 y fue bajo el reinado
de Tito, hijo del emperador Vespasiano. Finalmente las obras culminaron con el
emperador Dominicano en el 82, añadiéndole el último piso. Fue construida en un
breve periodo de tiempo que puso a prueba la capacidad de organización de los
maestros de obras.
Los
materiales utilizados fueron diferentes según la carga que tenían que soportar,
en pilares y muros exteriores se empleaba la piedra, el ladrillo y el hormigón,
piedra ligera cerca de la arena, se emplearon 100.000m3 de travetino y 300
toneladas de metal para las grapas que mantenían unidos los bloques.
Es un anfiteatro con una estructura interna
radial, organizado en 5 niveles en los que se agrupa el publico, con áreas
delimitadas según la clase social, cuanto mas cerca de la arena el rango era
mayor, la numeración consecutiva sobre los arcos de entrada se correspondía con
la numeración de los asientos.
Actualmente
no queda nada del pavimento del ruedo: el visitante actual puede ver el
laberinto de celdillas y pasadizos que había debajo; habla aparatos elevadores
ocultos y escotillones para que las fieras y los hombres aparecieran desde
debajo del suelo. A nivel del suelo, a la derecha, se sitúa la puerta principal
del edificio o porta triunphalis y la de enfrente es la puerta por donde se
evacuaban las víctimas o porta libitínaria.
La cávea o
graderío empezaba a cuatro metros sobre el nivel de la pista, con una Y
plataforma (pódium) protegida por una baranda de bronce; sobre el pódium se
alineaban los asientos de mármol del público de más categoría. Más arriba se
escalonaba la gradería destinada al público ordinario, dividida en tres zonas. La
primera zona de gradas comprendía veinte escalones; la segunda, dieciséis;
entre la segunda y la tercera se levantaba un muro de cinco metros de altura
horadado de puertas y ventanas En la tercera se sentaban las mujeres, bajo un
amplio voladizo sostenido por columnas. Sobre el voladizo, de pie, se ubicaban
los extranjeros y los esclavos.
En el último
piso pueden verse ménsulas de apoyo que servían para sujetar los mástiles a los
que se ataba el toldo o velarium que se alzaba en verano para proteger a los
espectadores del calor. En el interior, en el pavimento, también hay restos del
dispositivo de anclaje para los sistemas de poleas mediante los cuales se izaba
el toldo. Para los espectáculos nocturnos se suspendía un enorme candelabro
sobre el ruedo. De todas las localidades las mejores
eran las que estaban encima del pódium, especialmente los dos palcos que se
ubicaban a cada extremo del eje menor: al norte el del emperador y la familia
imperial, y al sur el del prefecto de la ciudad y los magistrados Sin embargo,
es de destacar que a pesar de las medidas monumentales del edificio, los
arquitectos romanos consiguieran que la visibilidad fuera perfecta desde
cualquier punto, en cada piso los órdenes eran distintos, en el piso inferior
el de orden toscano, en el intermedio el jónico y en el superior el corintio.
En cuanto a la decoración, se sabe que era riquísima, con profusión de esculturas
y escudos de bronce, etc., pero apenas quedan restos de relieves de mármol y
estuco debido a que en sus veinte siglos de historia sufrió terremotos y considerables daños y expolios que
hicieron que desapareciera todo el mármol de los asientos y el material
decorativo. Fue restaurado a principios del siglo XVIII por Stern y Vafaier.
Los espectáculos
públicos, fueron un aspecto importante
de la sociedad romana, especialmente en época imperial, cuando una de las
principales preocupaciones del emperador era proveer de alimentos y diversión
al pueblo “pan y circo”. La popularidad de los emperadores
se medía por el éxito conseguido en los juegos, que se mantuvieron hasta el fin
del Imperio.
Los gastos
corrían a cuenta del erario público, pero muchas veces los magistrados, para
hacerse con el favor de la plebe, gastaban su propio dinero. También celebraban
con ocasión de funerales o cualquier acontecimiento que hiciese oportuno un
acto de munificencia privada hacia el pueblo.
Los juegos
duraban todo el día. Por la mañana se soltaban las fieras que peleaban entre sí
o contra «cazadores»: También se usaban para dar muerte a los condenados;
algunos mártires cristianos perecieron de esa forma. En las luchas de animales
se utilizaron todo tipo de especies, como los osos polares, elefantes, tigres
de la India o rinocerontes. Los bestiarios eran los que se enfrentaban contra
las fieras; a veces incluían en el programa alguna «gracia», como luchar en
zancos contra gatos monteses. Hacia mediodía se retiraban los cadáveres y se
cubría el pavimento de arena limpia para preparar el plato fuerte: las luchas de
gladiadores.
Los
Gladiadores: son luchadores bien entrenados se enfrentaban por parejas de
maneras diversas. El origen de los combates de gladiadores se atribuye a los
etruscos, eran en su mayor parte prisioneros de guerra o esclavos a los que se
adiestraba en una especie de cuarteles con instructores especializados. También
había hombres libres que se entregaba por simple gusto. Los gladiadores se
adiestraban, según sus aptitudes, en armas diferentes. Entre los que destacaban
los samnitas que usaban escudo y espada; los tracios, se protegían con una
rodela y luchaban con puñal; los mirmillones que llevaban casco decorado con un
pez y solían combatir con los retiari; armados con una red y un tridente; los
ecuestres, que luchaban a caballo con una lanza, y los meridiani que se batían
en los días que había otros espectáculos para rellenar los intermedios y el
tiempo de descanso que quedaba al mediodía.
Algo
característico es el comienzo de cualquier lucha de gladiadores, todos
saludaban al emperador diciendo “¡Ave César! Los que van a morir te saludan”,
aunque no solo había luchas de gladiadores sino que también se escenificaban
batallas mitológicas e históricas con los contendientes convenientemente
disfrazados. Estas escenas servían para dar muerte a los condenados de una
manera imaginativa, mientras que en los espectáculos normales la muerte del
protagonista era ficticia, ya que en el último momento se le sustituía por un
monigote en el circo, el actor destinado a morir, moría de verdad.
Aunque no
era su espacio natural, en el Coliseo también llegaron a celebrarse naumaquias
o simulacros de batallas navales, como la ofrecida en tiempos de Domiciano.
Para conseguirlo algunas zonas del pavimento se eliminaban para inundar la
arena de agua, pero estas no se realizaban con frecuencia debido a su elevado
coste.
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