viernes, 16 de mayo de 2014

IMPRESION SOL NACIENTE

El cuadro que lleva el nombre de Impresión, Sol Naciente, es una de las obras más conocidas de Claude Monet. Este pintor francés es considerado el impresionista por excelencia debido a que toda su obra está centrada en buscar la representación de instantes, de momentos fugaces e irrepetibles, de la plasmación de la existencia, la atmósfera, el aire y la luz. Para él, todo lo que contemplamos no es inmutable, sino que varía dependiendo del momento, del lugar, por ello piensa que para poder conocer realmente un escenario, se debe representar todas las veces posibles. Esto es una de las características del movimiento conocido como Impresionismo, la búsqueda de la instantaneidad.

Así, Claude Monet, nacido en 1840 en París, se crió en Le Havre donde asistió a clases de dibujo y pintó marinas, ganando además algo de dinero realizando caricaturas. Con 15 años ya tenía cierta reputación como caricaturista. No quiso formarse en ninguna escuela oficial, y muy pronto se vio influido por Manet y por la pintura al aire libre. Tras conocer la obra de Turner en su viaje a Londres, empezó a interesarse por la plasmación de los efectos de niebla y de vapor, influyendo la fotografía claramente en sus obras. A partir de ese momento no dejó de buscar la captación de instantes muy precisos, tal y como se ve en los diez cuadros que realizó de La Estación de San Lázaro, o la serie de La Catedral de Rouen, queriendo plasmar los distintos efectos de luces y sombras y de  atmósferas. Finalmente recurrió a la acuarela porque ésta le proporcionaba mayor transparencia, como se ve en las vistas al Parlamento de Londres que realizó en sus últimos años.

 Es considerado el precursor del Impresionismo, tal y como se ve en la mayoría de sus obras, aunque hasta mitad de las década de 1960 su estilo era más realista. Algunas de sus obras más conocidas, aparte de las nombradas anteriormente, además de otras como Campo de amapolas en Argenteuil (1873), Boulevar des Capucines o Los Nenúfares (1920).Conoció a Renoir y a Sisley.

 El cuadro a comentar, bajo el título Impresión, Sol Naciente, fue el que dio el nombre al movimiento desarrollado en el último tercio del siglo XIX en Francia. Esta pintura fue expuesta en el estudio del fotógrafo Nadar, en 1874, junto con las obras de otros pintores que estaban ya cansados de ser excluidos de los salones oficiales por su diferente estilo pictórico.

Monet llevó a cabo este cuadro en 1872 y en él aparecen representado un paisaje con tres botes de remos en el puerto de Le Havre al amanecer, mientras en el fondo, entre la niebla y el humo de las fábricas, está saliendo el sol.

Es un óleo sobre lienzo de 48cm  63cm que actualmente se encuentra en el Museo Marmottan-Monet, en París. En la imagen se pueden observar todas las características propias del Impresionismo.

 
Para empezar, es una pintura al aire libre, o como se denominaba en Francia, “plein air”, con una intención que iba más allá de una mera reproducción, pues tal y como explicó Monet, trataba de recoger una “impresión”, de congelar un momento concreto para siempre: “El paisaje no es otra cosa que una impresión, una impresión instantánea, de ahí el título, una impresión que me dio. He reproducido una impresión en le Havre, desde mi ventana, sol en la niebla y unas pocas siluetas de botes destacándose en el fondo…”.

Esto se puede relacionar con la influencia que la fotografía tuvo sobre todos estos autores.

 

La técnica utilizada es la pincelada suelta propia del Impresionismo, las figuras aparecen desdibujadas, quedando los botes y las personas que navegan en ellas reducidas a manchas, al igual que las fábricas. No hay ningún contorno dibujado, la humedad del ambiente ha invadido todo el cuadro desdibujando las líneas de los contornos, y son estos toques de pincel los que nos permiten distinguir los elementos que conforman la imagen.

 

Con esta pincelada también se consiguen los efectos lumínicos del cuadro, donde la tenue luz del amanecer procedente del sol crea zonas en penumbra como los botes y las fábricas, y el reflejo que todos estos producen en el agua, otra de las características propias del Impresionismo. De esta manera el foco del cuadro es natural, quedando éste también reflejado en el sol, alargándose por efectos de las olas del agua.

 

En cuanto a los colores, la gama cromática en la que se mueve Monet en este caso son los anaranjados y los azules y violetas. Las zonas de colores cálidos y fríos se equilibran perfectamente, resultando casi simétricas, y tomando como eje la línea del horizonte. La división del cielo en una zona de amarillos y rojos y otra en azules y violetas se reflejan en el agua a modo de espejo, de manera que dentro de la zona fría está el sol, y su reflejo en el agua con un rojo intenso que deja filtrar el amarillo también que aparece en el cielo, forma una “i” de “impresión”, como un grafismo o jeroglífico.

 

Los pesos del cuadro, habando de la composición, están bien repartidos ya que Monet situó las barcas al lado izquierdo del lienzo y lo compensó con el sol a la derecha, que atrae la mirada del espectador hacia ese lado. Se pueden establecer distintos triángulos de zonas frías y calientes en la zona del cielo, y otros distintos en la zona inferior, en el mar, divididos por las barcas, situadas de manera diagonal. Esto da una sensación dinámica dentro de la quietud y de la estática.

Además en el cuadro se distinguen diferentes líneas de composición, con la combinación de líneas rectas y verticales en las velas y en las chimeneas, y horizontales en los movimientos y en las ondas de los reflejos del agua, así como la línea del horizonte. Hay curvas en los humos y un círculo en el sol, cuya forma está muy marcada. Los ritmos se producen al repetirse formas semejantes como las barcas, los mástiles y las chimeneas. Además hay repeticiones de zonas naranjas en los reflejos del sol en el agua, y trazos de un violeta más oscuro en cada movimiento del agua, que hacen que toda la obra sea una unidad.

En la composición también se puede observar otra característica del Impresionismo, pues tenían predilección por la representación del agua, y en el cuadro ocupa el mar más de la mitad de la imagen.

 

La perspectiva y profundidad se puede observar sobre todo en el agua, además de que las barcas van disminuyendo su tamaño conforme se van acercando a la línea del horizonte. Además también se desdibujan más los contornos cuanto más lejos están los elementos del espectador, además de que el humo y la humedad difuminan todas las figuras y las fábricas del fondo.

 

De esta manera, nos encontramos ante el autor considerado el precursor del Impresionismo, siendo este cuadro la máxima expresión de todos los aspectos  de este movimiento que consiguió establecer la unidad de una serie de características que se empezaron a dar ya incluso en el barroco con autores como Velázquez.

 

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