sábado, 17 de mayo de 2014


LA PERSISTENCIA DE LA MEMORIA. “LOS RELOJES BLANDOS” DALÍ.

Salvador Dalí i Domènech nació en Figueras el 11 de mayo de 1904, meses después de que su hermano primogénito muriese de meningitis. Debido a esto, fue un niño especialmente mimado y consentido por sus padres, quienes ejercieron gran atención sobre el joven. Durante una larga estancia en una finca cerca de Figueres, Dalí descubrió la pintura. Allí realizó sus primeros cuadros, de los que no queda nada, pero impresionaron a los que los vieron. En 1921 fue admitido en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) de la cual fue expulsado por ser acusado varias veces, por subversión anarquista y después por su excentricidad. Así,  fue arrestado y pasó un período breve en la cárcel de Girona.  A lo largo de su vida, conoció a Picasso,  y fue gran amigo de Buñuel, Rafael Alberti y García Lorca, con los que coincidió en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Se integró en el grupo de poetas y artistas conocido posteriormente como la Generación del 27. Sus primeros trabajos provocaron reacciones violentas. Residiendo en Paris desde los años veinte, se convirtió en la figura más brillante del surrealismo pictórico. Fue en allí donde conoció a Gala Helena, con quien se casó. Tiempo después se trasladó a Estados Unidos, alternando sus estancias en Portlligat, cuyo paisaje se convirtió en el motivo principal de su obra. Fué expulsado del surrealismo acusado de fascista. Cuando regresó a España en 1948 siguió la tradición espiritual de los grandes místicos de la literatura castellana. Su pintura, que parte del novecentismo y pasa por una etapa cubista, se caracteriza por la representación de escenas oníricas realizadas con gran minuciosidad técnica: La persistencia de la memoria (1931) con sus relojes blandos, diversas variaciones sobre El ángelus de Millet, etc. Después de una estancia en Italia, tras la Guerra Civil española, abordó gran variedad temática, con temas religiosos, históricos y alegóricos. Su interés por los efectos visuales lo llevó al uso de la holografía y a la realización de pinturas estereoscópicas como La silla. Además Dalí colaboró en algunas películas, creó la escenografía de muchos ballets, y participó también en teatro. Por otro lado, fue ilustrador de libros y diseñador de joyas, esculturas y otros objetos. En 1974 se inauguró en Figueres su museo monográfico Teatre Museu Dalí. Tras la muerte de su esposa Gala, se constituyó la fundación Gala-Salvador Dalí que administra su legado.  El artista murió en Figueras el 23 de enero de 1989.

La persistencia de la memoria es un cuadro de donación anónima que se encuentra actualmente en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Es un óleo sobre lienzo, de 24,2 por 33 centímetros. Esta obra, reúne numerosas de las características de la pintura de Salvador Dalí, perteneciendo al Surrealismo.

-Surrealismo: tendencia literaria y artística nacida en Francia hacia 1924, bajo el patrocinio de André Breton. La ausencia de controles racionales sobre la expresión caracteriza a este movimiento que usa profusamente de imágenes de procedencia psíquica, onírica y subjetivista, procurando reflejar lo inconsciente y subconsciente en oposición a lo factual y objetivo. Dalí y Miró son algunos de sus nombres principales. En origen, tiene relaciones con el dadaísmo. Es galicismo por suprarrealismo.

El tema principal del cuadro es el tiempo, pero aparte de este, se cuestiona la materialidad de lo representado, a la vez que su color y su congruencia. Como algo característico del pintor, los signos del tiempo presentan un cambio profundo, difícil de comprender desde un punto de vista racional, por ello es un cuadro surrealista. El tiempo fugitivo, representado en el autorretrato en forma de criatura extraña, se refleja tanto en la fusión de los relojes como en el avance de las manecillas de estos. A su vez, el reloj invadido de hormigas, recuerda a la muerte, al igual que el esqueleto del árbol a la izquierda del cuadro. Hay diferentes interpretaciones sobre lo que el pintor pretende representar, algunos dicen que es la angustia de la conciencia de la muerte como destino, y otros la persistencia de la memoria que le paraliza. Sin embargo, el autor no admite ningún contenido simbólico, ya que él mismo no llega a encontrarlo.

El paisaje, aunque es simple, es particular e inquietante. Se trata de un paisaje árido, seco.  Se cree que el fondo representa la Bahía del Port Lligat, lugar de residencia de Dalí, en el que puede observarse el mar, el cielo y una serie de acantilados rocosos. Una piedra proyecta su sombra sobre la arena de la playa, que está desierta. En el centro del cuadro, aparece un elemento de compleja interpretación. Dentro de este primer plano, tres de los relojes representados distribuidos de diferente manera, uno de ellos, se adapta al cuerpo de la criatura, otro, cuelga de la rama del árbol desnudo y el último cae del borde de la mesa representada a la izquierda del cuadro. Este último además tiene una mosca posada en él. El  reloj restante, está pintado en rojo y es devorado por hormigas.

En cuanto al análisis de las formas, destaca la importancia del dibujo. Es de líneas marcadas, representando los objetos con precisión y detallismo, pero a su vez representados deformes e irreales.

Refiriéndonos a la composición,  predomina la línea horizontal del mar al fondo, que aparece remarcada por la luz y divide el cuadro en dos mitades desiguales pero armoniosas. Ésta, se complementa con la horizontalidad de la rama del árbol, que a su vez da verticalidad con el tronco. Además, el autor utiliza líneas diagonales en la mesa y la criatura, y también curvas, en los relojes y en la criatura del centro también.

Hay rasgos de perspectiva tradicional en la mesa del primer plano, pero en el resto del espacio es extraña, diferente. El punto de vista que toma el espectador es alto en muchos de los objetos representados.

Por su parte, la luz  juega un gran papel en el cuadro, dividido en dos partes no simétricas. Así, puede verse una parte tenebrista en primer plano, con un foco de luz que procede de la derecha e ilumina suavemente los objetos, proyectando así cada uno su forma. La otra parte, aparece fuertemente iluminada al fondo, por una luz demasiado blanca, lo que da sensación de irrealidad. El autor recorta las formas en el espacio como realmente quiere que aparezcan representadas.

El color es rico y variado. Aparecen colores fríos, como los grises, azules, negros y blancos. También colores cálidos como el rojo, los marrones, ocres y amarillos. En colores primarios estarían incluidos el rojo y el azul, y como mezcla de estos el blanco y negro. Como colores secundarios están los ocres y amarillos, y como terciario el marrón.

En esta obra surrealista, destaca el uso de trazos precisos para ilustrar los diferentes elementos.

Como curiosidad, se comenta que Dalí se inspiró en un queso Camembert que se derretía por el calor mientras lo comía, para interpretar este cuadro. Así, en una reflexión Dalí dijo: “Lo mismo que me sorprende que un oficinista de banco nunca se haya comido un cheque, asimismo me asombra que nunca antes de mi, a ningún otro pintor se le ocurriese pintar un reloj blando”

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