LA PERSISTENCIA DE LA
MEMORIA. “LOS RELOJES BLANDOS” DALÍ.
Salvador Dalí i Domènech nació en Figueras el 11 de mayo de 1904,
meses después de que su hermano primogénito muriese de meningitis. Debido a
esto, fue un niño especialmente mimado y consentido por sus padres, quienes
ejercieron gran atención sobre el joven. Durante una larga estancia en una
finca cerca de Figueres, Dalí descubrió la pintura. Allí realizó sus primeros
cuadros, de los que no queda nada, pero impresionaron a los que los vieron. En
1921 fue admitido en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando (Madrid)
de la cual fue expulsado por ser acusado varias veces, por subversión
anarquista y después por su excentricidad.
Así, fue arrestado y pasó un período
breve en la cárcel de Girona. A
lo largo de su vida, conoció a Picasso,
y fue gran amigo de Buñuel, Rafael Alberti y García Lorca, con los que
coincidió en la Residencia de
Estudiantes de Madrid. Se integró en el grupo de poetas y artistas conocido posteriormente como la
Generación del 27. Sus primeros trabajos provocaron reacciones
violentas. Residiendo en Paris desde los años veinte, se convirtió en la figura más brillante del surrealismo
pictórico. Fue en allí donde conoció a Gala Helena, con quien se casó. Tiempo
después se trasladó a Estados Unidos, alternando sus estancias en Portlligat,
cuyo paisaje se convirtió en el motivo principal de su obra. Fué expulsado del
surrealismo acusado de fascista. Cuando regresó a España en 1948 siguió la
tradición espiritual de los grandes místicos de la literatura castellana. Su
pintura, que parte del novecentismo
y pasa por una etapa cubista, se caracteriza
por la representación de escenas
oníricas realizadas con gran minuciosidad
técnica: La persistencia de la memoria (1931) con sus relojes
blandos, diversas variaciones sobre El
ángelus de Millet, etc. Después de una estancia en Italia, tras la Guerra Civil española, abordó gran variedad
temática, con temas religiosos, históricos y alegóricos. Su interés por los efectos visuales lo llevó al uso de la holografía y a la realización de pinturas estereoscópicas como La silla. Además Dalí colaboró en algunas películas, creó la
escenografía de muchos ballets, y participó también en teatro. Por otro lado,
fue ilustrador de libros y diseñador de joyas, esculturas y otros objetos. En
1974 se inauguró en Figueres su museo monográfico Teatre Museu Dalí. Tras la
muerte de su esposa Gala, se constituyó la fundación Gala-Salvador Dalí que
administra su legado. El artista murió en Figueras el 23 de enero de 1989.
La persistencia de la memoria es
un cuadro de donación anónima que se encuentra actualmente en el Museo de Arte
Moderno de Nueva York. Es un óleo sobre lienzo, de 24,2 por 33 centímetros.
Esta obra, reúne numerosas de las características de la pintura de Salvador
Dalí, perteneciendo al Surrealismo.
-Surrealismo: tendencia literaria y artística nacida en
Francia hacia 1924, bajo el patrocinio de André Breton. La ausencia de
controles racionales sobre la expresión caracteriza a este movimiento que usa
profusamente de imágenes de procedencia psíquica, onírica y subjetivista,
procurando reflejar lo inconsciente y subconsciente en oposición a lo factual y
objetivo. Dalí y Miró son algunos de sus nombres principales. En origen, tiene
relaciones con el dadaísmo. Es galicismo por suprarrealismo.
El tema
principal del cuadro es el tiempo,
pero aparte de este, se cuestiona la materialidad de lo representado, a la vez
que su color y su congruencia. Como algo característico del pintor, los signos
del tiempo presentan un cambio profundo, difícil de comprender desde un punto
de vista racional, por ello es un cuadro surrealista. El tiempo fugitivo, representado en el autorretrato en forma de criatura extraña, se refleja tanto en la
fusión de los relojes como en el avance de las manecillas de estos. A su vez,
el reloj invadido de hormigas, recuerda a la muerte, al igual que el esqueleto del árbol a la izquierda del
cuadro. Hay diferentes interpretaciones sobre lo que el pintor pretende
representar, algunos dicen que es la angustia de la conciencia de la muerte
como destino, y otros la persistencia de la memoria que le paraliza. Sin
embargo, el autor no admite ningún contenido simbólico, ya que él mismo no
llega a encontrarlo.
El paisaje,
aunque es simple, es particular e inquietante. Se trata de un paisaje
árido, seco. Se cree que el fondo representa
la Bahía del Port Lligat, lugar de residencia de Dalí, en el que puede
observarse el mar, el cielo y una serie de acantilados rocosos. Una piedra
proyecta su sombra sobre la arena de la playa, que está desierta. En el centro
del cuadro, aparece un elemento de compleja interpretación. Dentro de este
primer plano, tres de los relojes representados distribuidos de diferente manera,
uno de ellos, se adapta al cuerpo de la criatura, otro, cuelga de la rama del
árbol desnudo y el último cae del borde de la mesa representada a la izquierda
del cuadro. Este último además tiene una mosca posada en él. El reloj restante, está pintado en rojo y es
devorado por hormigas.
En cuanto al análisis de las formas, destaca la importancia del dibujo. Es de
líneas marcadas, representando los objetos con precisión y detallismo, pero a
su vez representados deformes e irreales.
Refiriéndonos a la composición, predomina la
línea horizontal del mar al fondo, que aparece remarcada por la luz y divide el
cuadro en dos mitades desiguales pero armoniosas. Ésta, se complementa con la
horizontalidad de la rama del árbol, que a su vez da verticalidad con el
tronco. Además, el autor utiliza líneas diagonales en la mesa y la criatura, y
también curvas, en los relojes y en la criatura del centro también.
Hay rasgos de perspectiva tradicional en la mesa del primer plano, pero en el
resto del espacio es extraña, diferente. El punto de vista que toma el
espectador es alto en muchos de los objetos representados.
Por su parte, la luz juega un gran papel en
el cuadro, dividido en dos partes no simétricas. Así, puede verse una parte
tenebrista en primer plano, con un foco de luz que procede de la derecha e
ilumina suavemente los objetos, proyectando así cada uno su forma. La otra
parte, aparece fuertemente iluminada al fondo, por una luz demasiado blanca, lo
que da sensación de irrealidad. El autor recorta las formas en el espacio como
realmente quiere que aparezcan representadas.
El color
es rico y variado. Aparecen colores fríos, como los grises, azules,
negros y blancos. También colores cálidos como el rojo, los marrones,
ocres y amarillos. En colores primarios estarían incluidos el rojo y el
azul, y como mezcla de estos el blanco y negro. Como colores secundarios
están los ocres y amarillos, y como terciario el marrón.
En esta obra surrealista, destaca el uso de trazos precisos para ilustrar los
diferentes elementos.
Como curiosidad, se comenta que Dalí se
inspiró en un queso Camembert que se derretía por el calor mientras lo comía,
para interpretar este cuadro. Así, en una reflexión Dalí dijo: “Lo mismo que me sorprende que un oficinista
de banco nunca se haya comido un cheque, asimismo me asombra que nunca antes de
mi, a ningún otro pintor se le ocurriese pintar un reloj blando”
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