LA CASA MILÁ, “LA
PEDRERA”. GAUDÍ.
Antoni Plàcid Gaudí i Cornet nació el 25 de
Julio de 1852 en Reus, cerca de Tarragona, hijo de un forjador. Destacó por su
actitud humilde y exigente consigo mismo. Durante su juventud sufrió la muerte
de su madre. Comenzó a trabajar como aprendiz de forjador, lo cual le sirvió
para consolidar la base para su excelente
trabajo con el hierro. Gaudí empezó sus estudios de arquitectura en la Escuela
Superior de Arquitectura de Barcelona, donde obtuvo su diploma de arquitectura
en 1878. Una vez terminados sus estudios, viajo por toda Cataluña y algunas
regiones colindantes. Su primer trabajo fue la fuente del complejo del Parc
de la Ciutadella en Barcelona. Tras realizar otras obras en el norte de
España, comenzó a trabajar para el que sería su principal mecenas durante el
resto de su carrera, Eusebio Güell: primero con las caballerizas de su finca
en Pedralbes, y más tarde con el Palacio Güell en Barcelona. Durante
esta primera etapa también construyó algunas obras fuera de Cataluña, como el Palacio
Episcopal de Astorga y la Casa de los Botines en León. En 1883 se hizo cargo de la continuación en
Barcelona del templo de la Sagrada Familia,
catedral neogótica que modificó Gaudí. A comienzos del siglo XX levantó otras
tres obras en la capital catalana: el Parque
Güell (1900-1914) la casa Batlló
(1904-1906) y la casa
Milá (1906-1912), conocida por los barceloneses
como La Pedrera.
Gaudí también fue un destacado diseñador, tanto por las imaginativas forjas que
caracterizan sus balcones y cancelas, como por el mobiliario que fabricó para
distintos encargos privados. Practicó la arquitectura esmerándose en cada
detalle y proponiendo el mobiliario completo de cada vivienda que amueblaba. Su
obra ejerció importantes influencias sobre las vanguardias históricas. Su
personalidad destaca en la historia de la arquitectura como la de un
visionario, que inspiró a varios artistas. Sin embargo, su obra fue
menospreciada por sus compatriotas, defensores de un catalanismo basado en la
cordura.
El 7 de
Junio de 1926, fue atropellado por un tranvía. Debido a sus ropas viejas fue
llevado a un hospital para pobres, donde fue encontrado por el diácono de la
Sagrada Familia y el arquitecto Sugranyes, quién lo traslado a una habitación
privada, en la cual falleció tres días después, un 10 de Junio de 1926. Su
cuerpo se encuentra enterrado en la cripta de la Sagrada Familia.
Para comenzar con el comentario de la obra,
debemos definir en primer lugar el concepto de modernismo:
El modernismo,
también conocido como “Modern Style”, en Inglés, “Art Nouveau” en francés, es
un estilo nacido a finales del siglo XIX que tomó su primer nombre de la casa
inglesa Liberty & Co. Es un estilo rebuscado, móvil con un dinamismo en
espiral, amante del arabesco fantástico y cuyo mayor mérito consiste en haber
adecuado los productos artísticos a la vida moderna y los objetos modernos al
gusto artístico. Puso fin a los eclecticismos reinantes y a los academicismos
en boga. En arquitectura constituye el punto de partida del que hacer
contemporáneo. Destaca su influencia en las artes industriales y decorativas,
donde se acusa el empleo de temas florales y de la fauna acuática.
Pasamos así al comentario técnico de la arquitectura. La Casa Milá se construyó
sobre un solar de 34 por 56 metros y 1835 metros cuadrados de superficie. Se
sitúa en la esquina del Ensanche barcelonés en el cruce del Paseo de Gracia con
la Calle Provenza. Su construcción comenzó aproximadamente en 1905 y finalizó
en 1910. Fue obra de Antoni Gaudí junto con el arquitecto Josep M. Jujol, los
hermanos Badía, la Foneria Mañach, E.F Esconfet, Joan Beltran y el constructor
Josep Bayó.
Llamada popularmente “La Pedrera” (cantera en
catalán), tiene el verdadero nombre de Casa Milá, ya que fue un encargo del
matrimonio Milá. Este edificio se incluye dentro del estilo modernista. La casa
consta de seis plantas articuladas alrededor de dos patios interiores, uno circular
y otro oval, más un sótano y la azotea.
La estructura,
acoge dos edificios adosados e independientes, cada uno con su propia puerta de
acceso y su patio de luces, y se comunican únicamente en la planta baja. Sin
embargo la fachada presenta una
estructura unitaria y común a ambos edificios. Su sistema constructivo es de gran complejidad estructural, ya que no
tiene paredes de carga, sino que todo el
edificio se apoya en columnas de piedra o ladrillo macizo, con un entramado
metálico. Por todo ello, desaparece el concepto de fachada tradicional.
El método
de trabajo utilizado consistió en la elaboración de maquetas de yeso en
distintas escalas. Cada planta es diferente.
Analizando la fachada, conocemos que se realizó con piedra de Garraf en la parte
baja y de Vilafranca en la superior, con talla de grano grueso, sin pulir. Es
una estructura de pórticos superpuestos que se podía aguantar por sí misma. El
edificio tiene tres fachadas.
Los treinta y tres balcones que conforman la fachada, son de hierro de forja y simulan
trampas trepadoras y algas marinas. El nivel de las terrazas es un poco más
bajo que el de las habitaciones. La fachada no cumple directamente una función
estructural, sino de revestimiento,
por lo que su diseño y ornamentación presentan una acusada libertad creativa
con formas ondulantes que recuerdan al oleaje marino y generan diversas
sensaciones lumínicas según la hora del día.
Las barandillas
son abstractas y contienen detalles puntuales como una paloma, una máscara de
teatro y una estrella de seis puntas, diversas flores o el escudo catalán. La
fachada tiene una altura de treinta metros y cuenta con ciento cincuenta
ventanas.
La puerta
principal de cristales irregulares es de acero de forja con las aperturas
mayores en la parte de arriba. Parece que Gaudí se inspiró en el caparazón de
una tortuga.
Gaudí diseñó un tipo de baldosas hexagonales
de cerámica para situar en el pavimento
de la calle, con motivos nuevamente marinos (pulpos, estrellas, caracoles..)
Esta baldosa fue elegida posteriormente para pavimentar el Paseo de Gracia
barcelonés.
La estructura
exterior conecta con la estructura
interior de pilares y jácenas mediante unas vigas metálicas curvadas. Así a
su vez, el interior está diseñado de forma funcional para obtener una
comunicación fluida entre las diversas partes del edificio.
Para
ello, la planta baja presenta dos accesos con vestíbulos que comunican exterior e interior, y que conectan con
los dos patios de luces, favoreciendo así el tránsito entre las dos zonas del
edificio. Los dos portales permiten el paso de los vehículos, que pueden
acceder al garaje inferior a través de unas rampas que dan al sótano. Para el
acceso a las viviendas, Gaudí priorizó el uso de ascensores, reservando las escaleras para acceso auxiliar y servicios comunes. Sin embargo,
para el acceso al piso principal colocó dos grandes escalinatas, decoradas con
pinturas murales.
Las
dos puertas de entrada de hierro
forjado tienen un diseño orgánico
que recuerda a la naturaleza mediante diferentes elementos (células,
tortugas…). Estas puertas dan acceso a los dos grandes vestíbulos, a través de
los cuales se accede a los garajes, destacando
el techo ondulante de uno de ellos.
La
estructura de pisos de la Casa Milà
arranca de un sótano destinado a garaje y trastero, sobre los cuales se alza el
entresuelo, el piso principal y los demás pisos de viviendas diseñados por
Gaudí de tal forma que se pudieran adaptar a las necesidades de los inquilinos,
terminando en un desván que diseñó independiente al resto del edificio.
El
edificio se encuentra coronado por una azotea
situada sobre el desván, donde Gaudí situó las salidas de escalera, las
chimeneas y las torres de ventilación, que por sus originales formas y diseño
innovador crean un jardín de esculturas al aire libre. El elemento más famoso
de la azotea son las diferentes chimeneas, las cuales presentan un cuerpo
enroscado sobre sí mismo en forma helicoidal, con detalles que simbolizan por
ejemplo las máscaras de los guerreros.
La Pedrera encierra así un gran simbolismo. Como ejemplo encontramos
las torres de ventilación, una de ellas, en forma de máscara que simboliza al
rey y la otra a la reina, en forma de copa.
Actualmente, su propietario, la Fundación de
la Caixa de Catalunya ha abierto el edificio a los turistas y visitantes
ofreciendo gran variedad de exposiciones y eventos artísticos y culturales.
En la ciudad de Teruel se pueden encontrar
también varios edificios de estilo modernista, tales como la “Casa Ferrán” “La
Madrileña” y “El Torico”.
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